LA COMPRA DE EMISIONES.
Las grandes empresas energéticas, entre ellas Shell, Endesa, Ontario Power Generation y BP Amoco, preparan ya su salida al aún no definido mercado de compra venta de emisiones de gases de efecto invernadero previsto en el Protocolo de Kioto. De esa forma, las principales compañías contaminantes pretenden poder excederse en los niveles de emisión de gases pactados en el Protocolo de Kioto de 1997.
«No podemos esperar a que los gobiernos acuerden las reglas del juego porque eso nos obligaría a responder al futuro en vez de contribuir a su diseño», dijo el vicepresidente del gigante canadiense TransAlta, Bob Page, en la primera asamblea anual de la Asociación Internacional para el Comercio de Emisiones (IETA), que se celebró en Colonia a puerta cerrada.
Creada el pasado mes de junio en Londres para «vigilar» el futuro mercado de emisiones y favorecer el intercambio entre los países industrializados y en desarrollo, la IETA está abierta a las empresas energéticas de la OCDE por una cuota anual de 10.000 dólares y a las ubicadas fuera de ese zona por 5.000.
Page dijo ante un centenar de colegas que TransAlta va a «asumir los riesgos que supone comerciar en un marco legal no definido, como demuestra la decisión de haber puesto a la venta 2,8 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO) de los 45 millones que emite TransAlta cada año». Page destacó que la venta se realizó a través del proyecto piloto electrónico creado recientemente en Canadá con el nombre Alberta.
Esta no es, sin embargo, la primera transacción comercial de emisiones que tendrá lugar en el mundo, pues según Corrine Boone, portavoz de Power Generation, su grupo formalizó el pasado lunes la compra de 2,5 millones de toneladas de CO a la empresa estadounidense Zahren Alternative Power a cambio de 119.000 toneladas de metano.
Ese acuerdo comercial de emisiones es el más importante de cuantos se han realizado en el mundo, previo a la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, por el que los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 5,2% en el 2008-2012 respecto de 1990.
El Protocolo prevé tres «mecanismos flexibles» para la reducción de emisiones, el más polémico de los cuales es la creación de una bolsa internacional de compra venta de derechos de emisión, de tal forma que un país o empresa contaminante podrá adquirir emisiones al que le sobra sin necesidad de aplicar recortes.
¿LO HA FIRMADO YA EEUU?
No, todavía no lo ha firmado.
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